Los duelos, muchas veces nos dejan desolados, vacíos, secos de tanto llorar, podría compararlo con el estar en la mitad del desierto, que en el lugar de donde lo mires se ve igual, como si no existieran puntos de referencia, como si nada te pudiera guiar. Así me sentí por mucho tiempo. No tomaba caminos porque no los veía, el paisaje frente a mis ojos era igual de desolador hacia cualquiera de las cuatro direcciones. Así que por mucho tiempo permanecí paralizada y un día entendí, simplemente me tenia que mover, que tenía que ir hacia cualquiera de los lados, era igual y en el andar, justamente fue que empecé a encontrar las semillas de una etapa que llamaré inspiración.
Mis primeros pasos fueron buscar ayuda, encontré un profesional que me acompaño a darle el lugar al dolor y empecé a escuchar lo que yo sentía, lo que me estaba pasando, a darme el espacio que yo necesitaba, en ese momento comencé a ver que en el desierto también se podía encontrar agua.
Llegó el momento de mi inspiración, ese desierto en el que me encontraba comenzó a transformarse en un bosque en el que había vegetación, flores, vida. En ese momento enfrente mi propio dolor, comencé a escucharme a mi misma, a prestar atención a lo que me estaba pasando, me devolví el lugar que yo me había quitado. Rompí el apego al dolor, volví a recordarme sin dolor.
Me pregunté a mi misma porqué mi vida se había detenido, por qué había dejado de soñar, por qué de alguna manera tenía que terminar todo para mi . Me cuestioné si no había nada mas para mi en esta tierra.
Comencé a recobrar mi voz, mi criterio, a poner limites a lo que ya no me gustaba, tomé decisiones difíciles renuncié a un trabajo que no me llenaba. Comencé a realizar cosas diferentes, busqué la fuerza, empecé a leer libros, mirar videos inspiradores, realice una terapia alternativa, empecé hablar objetivamente del dolor, tomé vacaciones, cambié cosas en mi casa, re organicé mi tiempo.
Dejé de alimentar el dolor y lo empecé a tratar como un síntoma que me estaba comunicando que algo en mi no estaba en su equilibrio. Le di al duelo un lugar y a partir de ahí ordené mis ideas, mis emociones, empecé a escribir, a compartir mi historia, lance mi blog.
Volví a disfrutar, renuncié a la vida de dolor, a la vida de esfuerzos, comencé a hacerme cargo de todo y a pedir ayuda. Invertir tiempo, energía y recursos en mi.
Puse la espiritualidad a mi servicio. Me sumergí en ese bosque en el que encontré la paz, me conecté conmigo.
Hoy puedo decir que una gran inspiración fue el lanzamiento de mi blog, porque en él voy escribiendo mi historia, hacer consciente todo lo vivido pero sobretodo haberla podido compartir y así poder acompañar a todas aquellas personas que han sufrido una perdida.
Hoy puedo decirte que entrar en la inspiración es el equivalente a darte a ti mismo la oportunidad de renacer en esta vida.