Excluir para evadir

Hace pocos días para la celebración del día del padre, nuestra hija le contó a alguien de la familia que ella no podía celebrar porque no tenía padre. Ello me llevo a una profunda reflexión

¿Solo tienes padres si ellos están vivos?

¿Solo tienes hijos, si están físicamente?

La respuesta para mi es que no, tienes padres, aunque no estén vivos y tienes hijos, aunque no estén físicamente. Hoy puedo entender que no es fácil estar en sintonía con la muerte, al mismo tiempo me pregunto porque resulta más cómodo no mirarla y la verdad es que le tenemos miedo al vacío, a la ausencia. Un miedo tan feroz que inconscientemente desarrollamos estrategias para no sentirlas. Por lo tanto, mientras miremos a la muerte como algo que nos quitó el vinculo con estas personas en lugar de verla como un proceso natural de la vida, nuestros duelos estarán bloqueados, quedaremos atrapados en un circulo de evasión, que nos arrastrará inevitablemente a la tristeza. Una tristeza prolongada que al final nos roba la esperanza.

Todos los seres estamos inmersos en una corriente de vida finita y los vínculos definitivamente va más allá de la muerte física, muerto o vivo el ser querido que se fue sigue perteneciendo a ese vinculo. Tu papá o tu mamá es tu papá o tu mamá este vivo o muerto porque el vinculo es indestructible. Todos pertenecemos a un sistema familiar y esto eterno.

Cuando insistimos en que esos seres queridos ya no están a nuestro lado, atentamos contra el vinculo, se convierte en un destierro simbólico y de esa manera herimos el alma familiar, aumentando nuestro dolor, porque nos sentimos vulnerables y desprotegidos entonces convertimos la muerte en una victimización propia y desde ese lugar no nos podemos reestablecer.

Un padre o una madre son aquellos seres que unieron sus células para darte la vida y esto no tiene nada que ver con la muerte, así que eternamente tendrás mamá, eternamente tendrás papá, eternamente tendrás hijos y considero que para avanzar en la aceptación de un duelo puedes diferenciar la ausencia física de la ausencia del alma.

El cuerpo físico es el envase del alma que nunca muere, que perdura. El cuerpo puede deteriorarse, envejecer, pero el alma permanece en el tiempo, por lo que puedo hacer es conciencia que esa persona existió físicamente, qué me dio la vida en el caso de un padre o una madre, que le di la vida a ese niño que no está. Puedo honrar a esa persona, prendiendo una velita, agradeciendo que es parte de mi vida, de mi historia.