Tener la sensación de que la persona que no está en este plano está orgullosa de mi

Cuando falleció Matías, mi esposo, tuve la sensación de todo lo que yo hacía era para que él esté orgulloso de mi, levantarme, reírme, demostrarle a mundo que yo era fuerte y que podía con todo.

Recuerdo como la gente me decía a Matías le gustaría que tu estés bien, a Matías no le gustaría que vos lloraras, acepto que caí en esa trampa, de hacer muchas cosas que a él le hubieran gustado.

Me pregunto realmente ¿Matías estará orgulloso de todo lo que hago?

Muchas de mis acciones se convirtieron en grandes adivinanzas de lo que sería la voluntad de él porque he estado en modo de supervivencia, me salía actuar de esa manera. De alguna forma me enajené, me disocié de mi misma y empecé a vivir inspirada en alguien que ya no estaba en esta tierra y que no me podía decir cuál era su propia voluntad.

No puedo negar que actuar en pro que nuestro ser querido fallecido se sienta orgulloso de nosotros, ayuda en el proceso, pero también llega un momento que te preguntas ¿hasta cuando podré actuar de esta forma? ¿donde me encuentro yo en cada accionar? ¿En qué momento decido tomar las riendas de mi vida sin la necesidad de hacerlo todo por otro?

En el proceso de duelo, nos aferramos tanto a la pérdida que tenemos la necesidad de estar agradando a la persona que partió, estoy bien así, no lloro para que no piense que le estoy fallando o no lloro para que el pueda descansar. Hoy en día la verdad pienso que el que se fue se fue, que son mecanismos propios de protección, porque nos duele menos hacer esto que admitir que esa persona ya no está, no nos puede decir cuál es su verdadera voluntad. Hoy sé que eso es una negación enmascarada y aunque no lo haría de otra manera, tampoco lo recomiendo. Si dejo aquí escrita mi reflexión respecto a lo que significa el proceso de salir del dolor, es que, para aprender a vivir sin ellos, necesitamos soltar la creencia de que en algún lugar del cielo ellos nos ven o nos juzgan con buenos o malos ojos. No podemos poner en las manos de una persona que ya transcendió, la responsabilidad de nuestras vidas.

Me pregunto, ¿Por qué no puedo hacer tal o cual cosa sin pensar que tengo que demostrar que puedo agradar a la persona que ya no está?

La mente juega un rol importante, buscamos justificaciones inconscientes para sentirnos mejor, llegamos incluso a negar que el otro falleció al inventarnos que su voluntad que nosotros hagamos de tal o cual manera.

Hoy en día sé que es imposible que Mati quiera que yo haga una cosa o la otra, lo que sí siento que desde donde esté, él no busca interferir en mis decisiones, así yo imagine que si. Esa toma de conciencia me centro que yo soy la única responsable de mi vida, de lo que siento y hacia dónde me dirijo. La única manera de sanar es sentirte orgulloso de ti mismo.