Voy a ser brutalmente honesta, no hay nada más difícil que soltar un dolor. Nada nos atrapa con tanta fuerza como una herida. Los dolores nos dan un lugar, son adictivos, nuestro ego se crece y se fortalece a través del dolor. Incluso cuando nosotros queremos dejar el dolor, a veces éste no nos quiere dejar a nosotros. La rabia es como una telaraña que se te pega, es como una miseria que te abraza y sin darnos cuenta creamos una vida de supervivencia porque nos decimos que tenemos que seguir adelante.
Cuando yo sufro tengo todo el mundo a mis pies, porque perdemos la naturalidad, nos ponemos en modo demostrativo hacia el afuera, yo puedo con todo y todo el mundo te invoca a poder con todo.
La victima es la persona más poderosa en un sistema familiar, todo el mundo honra las victimas, porque la persona que sufre tiene un mérito. Muchas veces el dolor nos hace sentir vivos.
Estaba en transe de dolor, en vez de buscarme un trabajo liberador, me busque un trabajo que no me gustaba, en vez de salir me encerraba, iba a todos lados, pero no era yo, había veces que no quería estar ni con mis hijas. Tapaba un dolor con otro, porque se suponía que no podía ser feliz después de esto, estaba sufriendo un duelo enmascarado.
Esto te puede pasar y no te das cuenta de que te estas metiendo en círculos de dolor para no dejarlo ir.
¿Que puedes hacer para salir de ese circulo de dolor?
Recuerdo que durante mucho tiempo me quejaba de mi jefe y tenía toda la atención en eso, hace un año cuando fui a Bariloche de vacaciones estaba pendiente a realizar la publicación de IG laboral, no quería que mi jefe se enojara, pensaba que estaba desconectada del trabajo, pero era todo lo contrario, seguía en mi estado de sufrimiento. Hacía de todo para demostrar que yo podía con todo, era una victima que convocaba a un verdugo, que en aquel momento era mi jefe.
Hoy me doy cuenta, volviendo de vacaciones a Bariloche, que he podido disfrutar cada actividad que hacía, logre conectarme conmigo misma.
Para haber logrado salir de mi circulo de dolor, empecé hacer otras actividades que me permitieron pensar en otra cosa, le he quitado mi atención al dolor, a la queja. Comencé a leer de temas que me apasionaron, ver videos, me focalice en mi proyecto y le quite el foco a ese profundo dolor que sentía.
Aprendí que al dolor hay que dejar de alimentarlo, que es antinatural sufrir, o usar el filtro del drama a lo que me pasaba y cuando empecé a disminuir el drama, dejé de auto presionarme con el tema, vi que no era malo dejar el trabajo que me hacía mal, vi que no era malo renunciar, comencé a empoderarme haciendo cosas que me gustaban y a ver las cosas en su justa medida, le fui quitando el drama, me empecé a preguntar hasta cuando quería permanecer en ese dolor. Hoy lo único que puedo decir que me demoré mucho, que podía haberlo hecho antes, decidí aprovechar la vida, la juventud que tengo y a vivir la vida hoy.