Se acercan las fechas en las que se hacen más presente las ausencias de quienes ya no están y en las que sentimos que no tenemos derecho a celebrar, que debemos disfrutar.
El primer año que me encontré sin Matías, me junte con la familia como lo hice siempre, mis hijas tenían la ilusión de que llegara Papa Noel, pasó como un día más, pero llegaron las 12, momento del brindis, brinde con todos los que estábamos, pero lo estaba buscando a él. Recuerdo que me aparté y partí en llanto, pero tal como he contado en blogs anteriores siempre traté de poner lo mejor para estar bien.
Uno siente que no puede permitirse estar bien, cómo voy a estar bien si la persona que más amaba ya no está, cómo puedo brindar si no tengo motivo alguno, como puedo seguir.
Siempre observada por las miradas de los demás, si brindaba, si reía, si lloraba, si está bien o si está mal.
Pasan los años y me pregunto ¿Por qué no puedo disfrutar? ¿Quién dice si debo estar bien o mal? ¿El hecho que haya partido un ser querido debo sufrir porque ya no está?
Creo que en estas situaciones debemos darle una vuelta de rosca, buscar la manera en la que se pueda honrar a esas personas, no perder ese espíritu navideño, ellos siempre estarán en nuestros recuerdos, pero también podemos incluirlos al poner su música preferida cuando armamos el árbol, al incluir en nuestra comida algo de su gusto, al poner en nuestra decoración navideña su accesorio favorito. Siempre podemos incluirlos simbólicamente, recordemos que la exclusión es la que nos lastima.
Todos los adultos tomamos la responsabilidad de la propia gestión de la felicidad, somos creadores de nuestro bien estar. Cuando somos muy mentales nos desconectamos completamente, nos hundimos en ese debe ser, ya sea por mandato social o por lo que creemos que debe pasar.
Te invito a que no condicionemos estas fiestas por situaciones como enfermedades, duelos, escasez, ausencias, separaciones, cambios. Elijamos pasarlas con aquellas personas que nos acompañan siempre, con quienes la pasamos bien. No perdamos el espíritu navideño.
Disfrutemos el momento, los adultos también tenemos deseos espirituales, emocionales y materiales. Tengan un regalo, levantemos las copas a las 12 y brindemos por aquellos que nos están acompañando desde otro lugar, pidamos ese deseo que aspiramos.
Ser felices depende de uno. Sean felices!!!!!