La rabia es una forma de expresar ese malestar que tenemos con una situación o con una persona.
En el proceso de duelo, la rabia nos ayuda a descomprimir el dolor profundo que sentimos cuando se va un ser querido, ya que es una manera de descargar.
La rabia motiva a la acción, de poder ejecutar cualquier tipo de gestión. En mi caso, focalice mi rabia en la empresa donde trabajaba Matías, para poder expresar mi dolor y comencé a ejecutar para poder resolver el tema.
Expresar la disconformidad que sentimos, nos salva de la resignación, siempre y cuando no se mezcle con la culpa.
La rabia nos saca de la inacción, la inmovilidad y nos puede devolver la vida. La rabia es positiva siempre y cuando nos ayude a liberar, cuando la rabia se estanca se da porque hay culpa, nos devela las batallas internas.
La rabia se nos vuelve negativa cuando la rabia es hacia uno mismo, hacia personas que son felices, cuando vemos el actuar de otras personas por ejemplo “Esta persona está llorando porque quien se fue y ni siquiera lo iba a ver”, cuando nos culpamos por haber hecho algo que no hicimos, rabia por aquellas personas que no han tenido pérdidas, rabia hacia Dios, rabia al destino.
Es muy importante que la rabia no se vuelva negativa, ya que sentir rabia por uno mismo no nos deja avanzar, nos deja en un estado de victima y estancamiento.
Tengamos en cuenta que uno viene a vivir una experiencia la cual nos permite evolucionar el alma, muchas veces vivimos experiencia de ancestros como en mi caso y una vez que tomamos conciencia de ello podemos crear nuestra propia vida.