Luego de dos años y pico de estar viviendo con mis papás sentí que era el momento de despegar, tratar de rearmarme en un nuevo espacio con mis hijas y reencontrarme con mis cosas que tenía guardadas en el departamento de mi abuela.
Era el momento que mis hijas pudieran volver a estar con sus juguetes, sus camas, sus cosas. Muy agradecida por todo el acompañamiento que recibí de mis papás, le dije que ya estaba preparada para hacerme cargo de mi y de mis hijas y que era hora de que ellos disfrutaran de sus nietas como debía ser y no ayudándome a educarlas.
A partir de ahí, mis papás que siempre han estado al pie del cañón me ayudaron a buscar un hogar para mi y para mis hijas, para mi era muy importante la opinión de mi papá, ya que el se encuentra en el rubro de construcción.
Al principio hemos visto varias casas que no me convencían del todo hasta que encontré el lugar, todo se dio de una manera perfecta, hubo algunos traspiés con las garantías para alquilar, pero siempre ayudada por mi familia, lo logré. Mis papás, mis hermanas y sus familias estuvieron sosteniéndome en todo momento.
Llegó el momento de mudarme, fue una mezcla de emociones increíble, mi mamá recibió a la empresa de mudanzas en el departamento y yo recibiéndola en la casa, había como 80 bultos, no sabía con que me iba a reencontrar.
Me empezó agarrar un ataque y comencé a destapar cajas y cajas, en cada una había algo de Matías, lo único que hacía era llorar, destapaba cada caja sin saber lo que buscaba, tal vez lo buscaba a él. Llegó mi amiga Mariela quien me ayudó a organizar todo, cuando le abro la puerta mi cara estaba desfigurada, en un momento que yo estaba en el desespero de sacar todo me paro y me dijo vamos de a poco, no saques todo.
Fue muy movilizante, yo tenía muchísimas fotos en toda la casa, yo me había hecho estudio fotográfico con mis 3 embarazos, en todas estoy acompañada por Matias y como vivíamos lejos de la familia, en mi casa en Colombia tenía un collage de fotos con la familia, amigos, sobrinos, ahijados y en casi todas esas fotos está Mati, creo que fue el primer cuadro que colgué.
Traté de armar mi hogar como lo tenía en Bogotá, lo único que no me había traído fue la cama que compartía con el, ya que siempre habíamos querido cambiar la cama por una más grande.
Una vez que quedó la casa armada, las habitaciones de las nenas listas, nos mudamos!! A partir de ahí sentí que pude comenzar con mi duelo.