Haciendo un análisis de la historia familiar, me encuentro que no soy la única viuda joven. Mi abuela paterna quedo viuda cuando estaba en embarazada de mi papá, ellos vivían en Córdoba, mi abuelo corría autos de carrera de hobby. En una de las carreras de auto chocó y se murió, al tiempo de lo sucedido, mi abuela conoció a un hombre con el que se volvió a casar y tuvo a mi tío, posteriormente se fueron a vivir a Buenos Aires y mi papá viajaba en las vacaciones a su pueblo para estar con sus abuelos.
Ella no fue la única quien quedo viuda joven en mi árbol genealógico, también le pasó a mi abuela materna, quien quedo viuda con 3 hijas mujeres de 11, 13 y 15 años. Si comenzamos a mirar hacia atrás nos damos cuenta de que venimos a repetir historia de nuestros ancestros.
Por otro lado, el abuelo materno de Matías muere cuando tenía 42 años, edad en la que fallece mi esposo, su abuela queda viuda con 35 años al igual que yo y tenía dos hijas quienes eran un poco mayor que mis hijas. El repitió la historia de su abuelo y buscó el alma una persona similar a la de su abuela, “Mi alma”
Cuando nos tocan vivir este tipo de experiencias es importante comprender que ha pasado en nuestro árbol genealógico para poder obtener respuestas de lo que vinimos a vivir en la tierra.
La conexión que tiene Emma con mi papá no es casual, ella es doble de él, mi chiquita está creciendo sin su papá tal como su abuelo y a su vez ambos se criaron con sus abuelos presentes. Si miramos el árbol y hacemos un análisis son dobles por fecha de nacimiento
En mi caso, vine a vivir la experiencia de mi abuela paterna, si bien mi relación con ella no era nada buena, entendí que me estaba preparando para este momento, ahora la comprendo y puedo mirarla con compasión por todo lo que le ha tocado vivir.