Además de perder al padre de mis hijas, mi compañero de vida, mi sostén emocional también perdí el sostén económico de la familia, el era quien proveía la economía del hogar, si bien yo trabajaba, mi sueldo era simbólico, trabajaba para el desarrollo de mi jardín infantil.
Cuando me enteré de la noticia una de las cosas que pensé fue “y ahora de qué vivo, como hago para mantener a mis hijas”, realmente eran muchas cosas las que se me pasaban por la cabeza. Estaba en un shock de emociones, no sabía lo que realmente tenía.
Mi amiga Geri fue quien se encargo de averiguar absolutamente todo, yo estaba en Buenos Aires, con la plata para esos días, sin poder utilizar las tarjetas de crédito, solo lo que había decidido en ese momento era que me quedaba en Buenos Aires.
Me quede a vivir en la casa de mis papas, recuerdo que cuando me fui de la casa de ellos para irme a vivir con Mati mi mamá me dijo, que si me iba no volviera más y finalmente no solo volví, sino que lo hice con mis hijas. Mi mamá salió a comprar una cuna para Emma, pensamos que solo estaría ahí transitoriamente hasta que resolviera la parte económica cuando viajaba a Colombia, pero no fue así.
A Mati no le habían hecho los aportes jubilatorios durante los años que estuvimos viviendo en Colombia (9 años), por lo que no tendría el ingreso por la pensión, en la empresa trataron de realizar una colecta para mi, la cual nunca me llegó. Mi hermana llamó a la gerente de RRHH para ver si me podían dar un adelanto de la liquidación para poder vivir hasta llegar a Bogotá y lo que me han dicho que hasta que yo no firmara no podían darme un peso. Lo único que logré es vender la Company Car que Matías había comprado unos días antes de fallecer y con eso pude pagar algunas deudas.
Me encontré acorralada, viviendo de prestado, con una enorme incertidumbre, con 3 niñas chiquitas y yo sin poder sentir la perdida de Matías porque tenía que hacer algo para mantener a mis hijas.
Cuando viajé a Bogotá, mi amiga Angelita realizó una colecta con amigos para que yo pueda solventar los gastos del departamento, esos días tuve reuniones con diferentes abogados para saber donde estaba parada. Finalmente, cuando fui a resolver este tema en la empresa y fui con 3 abogados se lo tomaron mal y en vez de arreglar las cosas, se complicaron más, me fui sin un peso y dio comienzo a un proceso legal que aún no se resolvió.
En ese momento le deje mi departamento a una amiga para que se encargara de alquilarlo, por suerte se logró alquilarlo pronto, además tenía un seguro de vida en el colegio de Delfina que me generó otra entrada y con lo de mi jardín logré tener una entrada, lo único que no podía tener ese dinero en mis manos hasta que alguien no viajara de Bogotá a Buenos Aires, por lo que cuando lo tenía iba cambiando a medida de mis necesidades.
También fue de gran ayuda la mamá de Mati, quien se hizo cargo del pago del colegio durante el primer año y mis papás de darnos casa, comida y contención. Además, uno de los padrinos de una de mis hijas, me daba una plata mensual para gastos.
Durante 2 años estuve buscando trabajo, realmente se hizo muy difícil, hasta que conseguí y eso también me ayudo a aliviar un poco.