Una vez que quedé viuda, sentí que todo el mundo me observaba y a su vez me juzgaba en todo mi proceder. El día del sepelio no quería moverme, porque cada paso que daba creía tener todas las miradas en mi espalda, una situación incomodísima, ese día luego que fui a la casa de mi hermana, estaba la familia de mi cuñado y salude y no les di bola, los comentarios de mi accionar fueron de críticas.
Siempre he tratado de ponerme en una postura como que estoy bien y llevándome el mundo por delante, yo creo que por lo general piensan que uno no puede seguir sino demuestra que sufre, esa percepción sale propio de los comentarios tales como “Te admiro, no se como podés seguir adelante” “yo en tu lugar no podría levantarme” “no se como haces”. Yo siempre dije que la procesión va por dentro, no voy a demostrar al otro como realmente estoy, salvo a los más cercanos y hasta ahí, ya que no queres que sufran por verte mal.
Cuando comenzaron mis hijas el colegio, yo no decía absolutamente nada, no voy por la vida con un cartel que diga “Soy viuda”, en el grupo de mi hija mayor justo comenzó con la hija de una compañera mía del colegio y ya se había enterado y fue más fácil pero en el grupo de Lola nunca había dicho nada hasta que fui a un cumpleaños de una compañerita y me lleve a Emma conmigo, ya había pasado como 7 meses de clases, y una mamá me dice que Emma era muy parecida a mi, a lo que respondo que era igual al padre y me dice al papá no lo conocemos y les digo no lo van a conocer porque está muerto….. las caras de esas mamás ahí empezaron a preguntar “Conoció a Emma?” “como murió?” “cómo haces?” “Estás en pareja?” yo respondiendo con mucha naturalidad y muy superada. Cuando llegó el momento de irnos, un par de mamás me querían ayudar acompañándome al auto como si no pudiese sola. A partir de ahí comencé a sentir, cada vez que iba al colegio, la mirada de lástima.
Hubo personas que no he visto por años, que conocían a Matías y que se habían enteraron y cuando las volví a ver no sabían que decirme o que hacer, en estos casos es preferible que no te digan nada, otras que me decían que me pensaban mucho, a lo que entre mi decía que no me piensen tanto.
Después del tiempo transcurrido y ya encontrándome en otra etapa del duelo, aprendí que esas miradas o comentarios era una percepción propia, uno se crea su propia historia, la muerte de Mati fue una gran experiencia que me toco vivir para poder evolucionar y que estaba preparada para vivir semejante dolor, pero en un principio uno se encuentra muy vulnerable y todo le sabe a mierda, se siente desprotegida, la única que quedó viuda joven, que el mundo la mira con lástima, que no puede reírse porque tiene que sentir y demostrar el dolor por lo que está pasando, que no se puede ser feliz porque le toco pasar esto tan duro. Así pasa la vida y si no nos reencontramos con uno es imposible ser feliz
Me gusta mucho que compartas lo que sentiste o sentís y cómo evolucionas en base a estos sentimientos.
Hola Meli
Nuestra cultura latinoamericana tiende a mantener la culpa, el miedo y la crítica en cualquier situación de la vida. Cuando yo me divorcié, que también es un proceso de duelo, la gente también me criticaba porque yo había tomado la decisión.
Me encanta verte empoderada. Sé de tu fortaleza.
Melbina